30 enero 2009

José Miguel Núñez, Sdb, en Palabras al oído dice: Como el corazón de Dios, el corazón de Don Bosco es misericordioso y compasivo.

Mañana sábado 31 de enero, la Iglesia celebra (Memoria obligada) la fiesta litúrgica de San Juan Bosco y como es lógico, José Miguel Núñez, SdB, nos envía desde Roma, una nueva entrega dedicada al “Padre y Maestro de la Juventud” Don Bosco y nos habla hoy de su gran corazón, destacando dos dones de los muchos que Dios, le concedió al fundador de la Congregación Salesiana, nos dice que, “Como el corazón de Dios, el corazón de Don Bosco es misericordioso y compasivo. San Juan Bosco tenía “Un corazón tan grande como las arenas de las playas”…

Antes de esta nueva entrega de “Palabras al oído”, me van a permitir querido amigos que les ofrezcamos unos datos estadísticos y actualizados de la Congregación Salesiana a los más de 121 años de su muerte el 31 de enero de1888, hasta ahora se nos invita a todos los miembros de la Gran Familia Salesiana, también a soñar y contemplar el gran desarrollo actual de la obra salesiana, a Dios gracias, extendida en todas parte del mundo:

. 1.268 Oratorios y Centros Juveniles.
. 2.993 Escuelas de Primaria.
. 1.028 Centros de Secundaria y Formación Profesional.
. 399 Residencias e Internados.
. 158 Obras especiales de asistencia a jóvenes con dificultad.
. 2.513 Parroquias.
. 718 Núcleos de Actividad Misionera.
. 27 Emisoras de Radio.
. 224 Centros de Comunicación Social: Editoriales, Librerías, centro de audiovisuales, etc.
. 227 Centros Vocacionales (Aspirantazos, seminarios, comunidades vocacionales…).
. Los Salesianos están presentes en 123 países, distribuidos por los cinco continentes.
. 16.000 Salesianos en total son los que atienden el conjunto de estas obras.
Tenemos que reconocer que el esfuerzo de Don Bosco mereció la pena y también el de todos sus seguidores que se “arremangaron” para trabajar en pro de los jóvenes, siguiendo fielmente el “surco” dejado por este cercano y hombre santo que supo atender a tiempo la “llamada” del Señor.
Ahora sí les jedamos con esta nueva entrega de…

“Palabras al oído” Año IV –

Núm. 58 SEMANA 5/2008

Un corazón tan grande como las arenas de las playas

Mis queridos amigos:
Como el corazón de Dios, el corazón de Don Bosco es misericordioso y compasivo. Con su mirada penetrante, sintió lástima de los jóvenes olvidados en el despoblado de la historia, desguarnecidos, abandonados a su suerte. ¡Cuántas veces resonaría en sus oídos la Palabra: “Vio Jesús un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor” (Mc 6, 34).
Su corazón de Buen Pastor le llevó a buscar soluciones creativas: “Dadles vosotros de comer”. Y Dios multiplicó muchas veces aquellos pocos panes y aquellos pocos peces que Don Bosco repartió a manos llenas.
Corazón misericordioso y compasivo que le llevó a gastarse sin guardarse nada para él. Corazón bondadoso y amable que expresaba acogida y benevolencia para todos; corazón entusiasta, lleno de Dios, que contagiaba ilusión y confianza; corazón grande y generoso sostenido por la mística de la urgencia del amor de Dios; corazón magnánimo que le llevo a acometer grandes empresas y afrontar grandes retos; corazón fraterno y bueno que supo insuflar el mismo aire que respiraba a sus propios muchachos; corazón apasionado que amó con total entrega. Así es el corazón de nuestro padre. Así quiere ser el corazón del salesiano.
Pero la mística del da mihi animas está sostenida por la ascética del cetera tolle. ¡Llévate lo demás! Corazón libre y desprendido que le llevó a vivir hasta la heroicidad el olvido de sí mismo.
¡Qué difícil es hoy hablar de ascética y sacrificio! Sin embargo, no se entiende la vida de Don Bosco sin estas realidades necesarias e inevitables para su compromiso con adolescentes y jóvenes. Juan Bosco se educó desde los primeros años en I Becchi en la renuncia y supo vivir toda su vida, desde la opción evangélica, con las manos muy libres y el corazón desapegado de todo lo que pudiera suponer un obstáculo a su entrega.
Recio en sus convicciones, llevó siempre una forma de vida sencilla y austera. La pobreza fue siempre compañera de viaje y la esencialidad un estilo querido y buscado. Cetera tolle!
Son memorables las palabras de Mamá Margarita el día de la ordenación de su hijo: “Recuerda siempre esto, Juan: si algún día llegases a ser rico, no volvería a poner el pie en tu casa”. Madre e hijo compartirán, años más tarde, las páginas más hermosas de la experiencia de Valdocco contagiados por una común sencillez y en un ambiente de pobreza solidaria y exigente.
Sencillez de vida, corazón disponible para servir a los últimos, a los más vulnerables, a los que no importan a nadie, a los que están en el margen de la historia. En el descampado, perdidos y abandonados, muchos jóvenes esperan hoy una palabra de aliento, motivos para esperar, razones para seguir creyendo que hay un futuro más pleno para todos. Con el corazón de Don Bosco, queremos seguir siendo signos y portadores de la bondad, el amor y la misericordia de Dios. Hemos de seguir impulsando, 150 años después, un proyecto apostólico que ha dado vida a un vasto movimiento de personas comprometidas, en el nombre de Jesucristo, en la salvación de los jóvenes más necesitados. “Solo deseo una cosa”, decía Don Bosco a sus muchachos, “que seáis felices aquí y en la eternidad”
¡Da mihi animas, cetera tolle! Don Bosco nos compromete. Su corazón, tan grande como las arenas de las playas, es una invitación a beber de las fuentes, siempre puras, del manantial del Espíritu.
¡Feliz fiesta de Don Bosco!
Vuestro amigo, José Miguel Núñez, SdB.

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