09 enero 2009

Analizamos “Las Máximas” flores testimoniales de Santa Ángela de la Cruz, en homenaje a Las Hermanas de la Compañía de la Cruz (IV).


Creo que profundizando cada día en una “Flor Espiritual” ó “Máxima” escrita con el amor más sincero y puro que profesó desde muy niña “Angelita” hasta convertirse con el paso de los años en Sor Ángela de la Cruz, por el amor a Jesucristo, el Hijo del Padre Dios, llegaremos como no a la Stma. Virgen, la Madre de Jesús y nuestra Madre Celestial… Una vez hecha la introducción, analizamos la cuarta frase o “flor espiritual” escrita por Santa Ángela de la Cruz: “¡Ah, Dios mío! ¡Qué dulces son las penas llevadas por TU amor!
Nuevamente queda de manifiesto la cercanía, sencillez y humildad que tiene nuestra Santa sevillana que, lo demostró en todas y cada una de las etapas de su vida. Santa Ángela en su plan de vida, quedará siempre de manifiesto que, todo está en torno a Dios, hasta el dolor. En cambio nosotros cuantas veces hemos pronunciado o escuchado en nuestro entorno lamentaciones: ¡Qué pena más amarga!, ¡Que amargura!, cuando nos surge algún problema. Sobre todo en muchas ocasiones, cuando nos ocurren desgracias familiares, por ejemplo el fallecimiento de ser querido: una madre, un hijo, un conjugue, un hermano, una suegra… que, aunque nos queda siempre el consuelo de pensar que Dios, se lo ha llevado para el cielo, resulta muy duro por supuesto, cuando es un ser querido nuestro, es más fácil asimilarlo, cuando ese ser no lo conocemos o no nos toca nada, pero siempre al pensar que nacemos, para morir, nos vienen de alguna forma un cierto sentido de conformidad… Pero en cambio, Santa Ángela a diferencia de nosotros, al encomendarse totalmente a Dios y sobre todo al centrar su vida en torno a la de Jesucristo, clavado en una Cruz , hasta morir, para redimirnos del pecado, para libéranos con su Resurrección Gloriosa y ofrecernos así la Vida Eterna. Élla que supo analizar en lo más profundo de su corazón, la vida de Cristo, a través de los Santos Evangelios y descubrió que, las penas mundanas, son más ligeras o dulces, si se ofrecen como desagravio a Jesucristo que, quiso que se cumpliera y aceptó en todo momento la Voluntad del Padre, a igual que María, sintió su corazón, traspasado por el dolor y vivió junto a su Hijo, su Pasión, Muerte y Resurrección. Dándonos ejemplo de obediencia. Por eso ha habido, hay y habrá personas que, como Santa Ángela, sepan ofrecer sus penas y dolores a Jesús y solo así, por amor, podremos llevar las penas con dulzura.
Si estas triste, sientes pena y dolor… Cuando tengas alguna tristeza, acércate a la Casa Madre y entra al Sagrario y ofrécele a Cristo tu dolor y visita por ejemplo la Capilla de Santa Ángela de la Cruz, y al “verla dormida” captarás su dulzura y percibirás una brisa de paz y amor. Allí esta Jesucristo en el Sagrario y en la Cruz que, marcó la vida de “Angelita” desde niña…y por supuesto también se encuentra la bella imagen de Ntra. Sra. de la Salud.
Hasta mañana Dios mediante que, volveremos con una nueva “FLOR ESPIRITUAL”, o “Máxima” de Sor Ángela de la Cruz y a imitación suya, ofrezcámosle a Cristo, nuestros dolores y problemas, tratemos de imitar su amor y bondad.
Hoy nuestras flores son las rosas y verónicas que, las pondremos simbólicamente a los pies de Santa Ángela de la Cruz. Pero también ponemos una postal que hice el verano pasado en la bella localidad de La Alberca (Salamanca).

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